miércoles, 11 de julio de 2012

¿Puedo jugar?


¿Quién no se acuerda de cuando éramos pequeños? ¿De cuándo todo era un juego?
Cuando un chico y una chica podían jugar juntos y ser amigos, no había preocupaciones por novios y cosas por el estilo. Cuando lo importante era vivir la vida, y lo máximo era tener el jueguete de moda y los mejores cromos.
Cuando éramos “guays” por ser nosotros mismos, por tener 100 amigos, por ser el que marcó el gol de aquel partido.
En aquel entonces era más fácil tener amigos, al sentarnos a la mesa de un bar con nuestros “papás” corríamos hacia el grupo de niños más cercanos y poniendo las manos a la espalda, balanceándonos sobre nuestros pies decíamos:
-¿A qué jugáis?
Seguida, tras el nombre del juego en cuestión, de un:
-¿Puedo jugar?
Quizás sea verdad eso de que el tiempo pasa y el mar borra nuestras huellas al andar, quizás la sal de otros momentos oculten la felicidad de una época, quizás unos recuerdos sustituyan a otros. Pero, no por ello, debemos olvidar como éramos.
Pues tal vez fuese falta de miras, pero estoy segura de una cosa, ¿quien no ha deseado que la valentía de cuando éramos niños, que teníamos para hacer mil acrobacias, volviese a nosotros cuando lo necesitamos?
Por ello, escribo esta entrada, tal vez para no desanimarme o dar un pequeño paso adelante. Pero de lo que estoy segura es que una infancia por amarga que fuese no debería olvidarse.
Por ello, sabiendo que el juego es la vida, sólo os digo una cosa;
¿Puedo jugar? :)