jueves, 20 de septiembre de 2012

When you comes, the smile is forever :)


Arena.
Y más arena. 
Me siento como en un reloj, en el que cae grano a grano mi tiempo.
Solitaria, observo a través de ondulado cristal, sin poder moverme. Siempre en la misma dirección como una muñeca de porcelana en un estante, cogiendo polvo.
Recuerdo que antes no era así, antes podía moverme, con más energía, más alegría... Pero poco a poco deje de moverme. Fui notando como mis resortes se oxidaban. Como no podía moverme, sólo podía dejarme llevar de mano en mano, preguntando a la gente de mi alrededor, donde estaba...
Nadie me respondió, ni siquiera me miró. Me sentí como una piedra que espera a que le peguen una patada para sentir el viento. Hasta que te conocí. 
Me hablaste, fuiste el primero en despertarme. En preguntarme que hacia ahí parada, me preguntaste el porqué. Nunca supe que responderte, al verme callada, te acercaste y tomaste mi fría mano entre las tuyas, cálidas como el sol del verano. 
Tiraste de mí, arrancándome el óxido de mis engranajes, que comenzaron a funcionar.
Lo habías logrado, hiciste que se moviese algo en mi interior, algo tan hermoso que nunca olvidaré, te seguí, a sabiendas, de que nunca podría olvidarte, que siempre añoraría ver tu ojos mirando fijamente a los míos.


Lo sabía aunque no te conocía.


No hay comentarios:

Publicar un comentario